El libro se trata de que Pablo, un niño al que le gusta el mar y las aventuras, va con sus padres todos los domingos a un puerto llamado Puerto Marina Beach, un puerto con distintos barcos a los que montarse.
El padre de Pablo (Antonio) y la madre, llevaban a Pablo al puerto y se montaban con él a un barco de américa llamado "Starfish" que, aunque tenga al menos diez años de edad, se mostraba en perfecto estado. En este caso Pablo se puso a dar de comer pan a los peces y, al llamarle la madre, se montó con ella en el barco; cuando de pronto apareció entre las aguas un hermoso delfín blanco.
El capitán del barco le explicó a Pablo que esta clase de delfín se encontraba normalmente en las aguas del norte de Europa y que rara vez se encontraba en el mar Cantábrico, por lo que era muy raro verlo en estas aguas templadas y que aunque se llamara así era desde el hocico hasta la cola de color blanco (por la parte de abajo).
Pablo se acercó para verlo mejor, pero otro barco hizo que el Starfish se moviera demasiado, y Pablo se cayó al agua, y un tiburón se dirigía hacia él. El capitán le lanzó un salvavidas, pero el tiburón nadaba muy rápido. Cuando apenas les separaba un metro, el delfín blanco salió del agua y rescató a Pablo, dejando al tiburón aturdido y malherido. Después de aquello, Pablo y el delfín se hicieron amigos, y todos los domingos Pablo le llevaba un cubo con peces frescos para que se los comiera. El Starfish se hizo famoso y se llenó de turistas para ver a Pablo dando de comer a su querido delfín, pero un día el delfín no apareció.
Pasaron los domingos el delfín no aparecía, los turistas se iban y Pablo dejo de ir al barco y se ponía cada vez más triste. Pablo preguntó a pescadores, marineros, guardias de costa... Pero nadie sabía nada del delfín. Sus padres, preocupados, llevaron a Pablo a un delfinarium, pero Pablo fue sin las ganas. Vieron distintas clases de peces, morsas, tortugas, etc, y al final vieron delfines, entre ellos el delfín blanco. Pablo se puso muy contento al ver que su delfín seguía vivo, pero le dio pena que no pueda ser libre en el mar.
Cuando pidieron voluntarios para dar de comer a los delfines y a Wily (así lo llamaban en el delfinarium) Pablo le acarició el lomo a su delfín y le dijo:
-No te preocupes, pronto te sacaremos de aquí.
Nadie podía ayudar a Pablo porque el plan era arriesgado, pero llego el verano y le preguntó al capitán del Starfish si podía ayudarle, y él asintió, porque así todos pudieran ver a Pablo y al delfín en el Starfish.
Fueron al delfinarium en una furgoneta con una bañera muy grande con agua encima para que puedan transportar a Wily. Después de que Pablo sacara a Wily, lo pusieron con cuidado en la bañera, pero un guardia les descubrió, y el capitán, ya preparado, dijo que traía cajas con pescado fresco, y puso unas cajas en la recepción. Después de eso, Pablo se lo dijo a sus padres porque los había mentido diciendo que iba a un partido de fútbol que, aunque los padres estaban enfadados, le perdonaron por haberles mentido por una buena causa.
Así fue como Pablo recuperó a su amigo, volvió a ser feliz, y todos los domingos fue a verle en el Starfish, con el capitán dirigiendo el barco.
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