El martes 27 de esta semana mi profe nos dijo que colgáramos en nuestro blog nuestros poemas favoritos de Antonio Machado y Federico García Lorca.
El poema de Antonio Machado es:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Y ese vídeo de al lado está cantado por Joan Manuel Serrat.
(El poema se llama caminante no hay camino).
El poema de Federico García Lorca se llama "A las cinco de la tarde", que en mi opinión, es un poco trágico, y el poema es:
LA COGIDA Y LA MUERTE
A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde. Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde. Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los algodones
a las cinco de la tarde. Y el óxido sembró cristal y níquel
a las cinco de la tarde. Ya luchan la paloma y el leopardo
a las cinco de la tarde. Y un muslo con un asta desolada
a las cinco de la tarde. Comenzaron los sones de bordón
a las cinco de la tarde. Las campanas de arsénico y el humo
a las cinco de la tarde. En las esquinas grupos de silencio
a las cinco de la tarde. ¡Y el toro solo corazón arriba!
a las cinco de la tarde. Cuando el sudor de nieve fue llegando
a las cinco de la tarde cuando la plaza se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde, la muerte puso huevos en la herida
a las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde. A las cinco en Punto de la tarde.
Un ataúd con ruedas es la cama
a las cinco de la tarde. Huesos y flautas suenan en su oído
a las cinco de la tarde. El toro ya mugía por su frente
a las cinco de la tarde. El cuarto se irisaba de agonía
a las cinco de la tarde. A lo lejos ya viene la gangrena
a las cinco de la tarde. Trompa de lirio por las verdes ingles
a las cinco de la tarde. Las heridas quemaban como soles
a las cinco de la tarde, y el gentío rompía las ventanas
a las cinco de la tarde. A las cinco de la tarde.
¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!
Federico García Lorca, 1935
Y el vídeo también lo he puesto (a la derecha del poema).
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